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MITOS Y LEYENDAS DE CORRIENTES

El Pombero

Uno de los personajes tìpicos de la imaginación popular, del hombre del litoral, especialmente los que habitan en la provincia de Misiones,es el de la existencia del Pombero ò fantasma del monte que los guaranìes llaman Cuarajhi Yara (Dueño del Sol), protector de las aves.
Según esta creencia- muy arraigada por otra parte- en la gente que vive en la región, este singular personaje es un hombre de alta talla y muy delgado, que lleva un enorme sombrero de paja sobre su cabeza, y una caña en la mano, y asì el misterioso duende recorre los montes en horas de la siesta, cuidando de todos los pàjaros, ya que es su protector. Si a esa hora se encuentra con muchachos entretenidos en cazarlos los arrebata y se los lleva; de tal manera que las criaturas por temor de encontrarse con el legendario Pombero, no se alejan de los ranchos y sus padres de esta manera puden descansar tranquilamente la siesta.
La leyenda o la creencia popular nos dice que este ser mitológico, es un fantasma silbador, que imita a las aves para perseguirn en hora de la siesta a niños traviesos.
Tambien se dice que en la provincia del Chaco, los campesinos y hacheros de la comarca, creen que el Pombero es un compañero invisible con el cual se puede hacer trato, y asì el acompañarà a su amigo por todo y en todo, librándolo de peligros. Muchas veces según sea necesario, el Pombero puede aparecer en forma de indio, de un tronco o camalote………

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El Puente Pexoa

Dice la tradición que las tribus que habitaban el suelo del Taragûi, vivian en continuas guerrillas. El cacique “Azucapè” cayò vencido por el fiero “Pochì”, guerrero ambicioso y de gran ascendencia entre los aborígenes del lugar. El vitorioso llevò a sus tolderìas como cautiva, a la hija de “Azucapè”, de nombre “Ariete”.
Poco después enamoròse perdidamente de ella y quiso desposarla. La princesa india se negò a aceptar como esposo al matador de su padre. Asì le hizo saber al pretendiente, agregando que preferìa la muerte antes de entregarse a quièn odiaba con toda su alma. La rebeldía de la doncella indignò a “Pochì” quien, guiado por sus instintos malignos, dispuso el sacrificio de la joven cautiva. La misma serìa arrojada esa misma noche a un zanjòn de grandes proporciones para ser devorada por un enorme yacarè que allì moraba de tiempo inmemorial.
Pero…las vìctimas de las crueldades de algunos hombres, siempre encuentran sus providenciales salvadores. Asì sucedió tambien en esta leyenda: el indio “Pexoa”, es el héroe de nuestra historia, que librarìa de las garras del feroz saurio a la hermosa “Airete”, quien atada de pies y manos se encontraba ya a punto de ser arrojada al zanjòn, cuando de entre las filas de los guerreros del cacique “Pochì” surgiò un indio corpulento de mirada de lince y pelos tan amarillos como el sol.
Velozmente corriò hacia el lugar del sacrificio y se tendiò cuan largo era, uniendo con su cuerpo los extremos del zanjòn, que como la boca abierta y voraz de un gigante, aguardaba a la inocente vìctima. La hermosa “Airete” caminò un trecho sobre aquel cuerpo humano. Y asì al llegar al centro, una flecha cortò el aire y fue a clavarse en pleno pecho de la bella india, cayendo mortalmente herida al profundo zanjòn. Su sangre se juntò a la corriente de agua que allì serpenteaba, como una víbora vestida de flores de irupè y camalotes.
El dios de los guaranìes, Tupà, que observaba la escena desde el infinito cielo, tocado en sus sentimientos de piedad, decidiò premiar la acciòn del indio y lo transformò en puente. En Puente Pexoa, y para que este no estuviera solo, convirtió a la hermosa “Airete” en la corriente de agua limpia y cristalina, que pasa besando sus plantas como amorosa satisfacción de gratitud hacia el heroico indio Pexoa…

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El Sapucai

Porque los perjuicios y subestimaciones de mucha gente en especial los “pseudo-intelectuales”, ajenos a toda manifestación cultural de origen popular, respecto a ese mensaje musical y literario de nuestra verde esperanza regional del litoral?
El chamamé , uno de los ritmos más representativos de nuestra zona, del cuál siempre hubo gente que habló en forma despectiva, considerándolo, incluso. De menor categoría (quizás por la fisonomía jocosa de su música y algunas de sus letras)…Sin tener ninguna duda hoy podemos decir que nuestra música tardó mucho tiempo en lograr su aceptación y su respeto. HOY TENEMOS UNA JUVENTUD QUE CANTA, Y BAILA NUESTRO RITMO DEL LITORAL,.Todo gracias a esos pioneros que en su lucha por hacer conocer nuestra música y geografía, nuestras costumbres e idiosincrasia enmarcado en la dulzura lírica y a veces agreste de un chamamé…
Poco a poco nuestra música e intérpretes se fueron dando a conocer. Hoy reivindicamos la tarea pionera de Mauricio Valenzuela, Angel Guardia, Tránsito Cocomarola, Damasio Esquivel, Isaco Abitbol, Ernesto Montiel, Mario Millán Medina ,Osvaldo Sosa Cordero,
Linares Cardozo, Abelardo Dimota, y tantos otros que con cariño entrañable por nuestra música, lucharon en épocas muy difíciles para dejar el campo arado que hoy cultivan nuevos interpretes, autores y compositores. Actualmente la música y poesía del litoral, es un aluvión incontenible de acordeonas, guitarras y voces que desbordan la emoción terruña para elevarse majestuosamente en el paisaje cultural popular argentino. También el idioma guaraní y los modismos regionales se han vistos robustecidas en la expresión de los nuevos autores. Si tomamos las palabras del padre Julián Zini ( Mercedes, Corrientes), un empecinado defensor y estudioso de la cultura regional que afirma: “cuando se deslengua un pueblo, se lo puede dominar fácilmente” por eso el sapucai cada vez más fuerte quiere traspasar nuestra frontera fluvial, y ser escuchado por el resto del país; para que nunca olvidemos nuestra raíz y origen y nos preocupemos juntos por mantener nuestra identidad.
En el chamamé, toda esa inquietud queda centralizada en su hermosa música. Y es por eso, que toda reunión es propicia para que el alma correntina, sea para una alegre musiqueada, ya para una rueda de fogones, o para el clásico convite, en que se festeja el cumpleaños de la patroncita y en donde no puede faltar, junto al matiz que ponen las bromas o las personas conocidas el suculento asado o el vino abundante y generoso. Se pone de manifiesto, en esa contagiosa alegría, el natural entusiasmo, para rendir honores a los clásicos compases del chamamé y máxime en esas típicas reuniones de sus gentes pueblerinas, donde de pronto rompe el aire una clara expresión que brota de la garganta del paisano, el “SAPUCAI”, el grito que nace espontáneo y cuando parece más necesario al estado de animo ya del hombre que se acerca al festejo, ya del bailarín que lanza su sapucai al ritmo del chamamé como augurio feliz por la circunstancia de hallarse alegre bailando con su “güanita cambá”

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Flor de Ceibo

Cuenta una antigua leyenda del noreste argentino, que la «Flor de Ceibo» es el alma de una india llamada Aca-e. Aca-e, según la tradiciónera la india mas fea de la tribu guerrera e indómita, que vivía a orillas del majestuoso rió Paraná. Pero si la joven indígena era fea, en cambio, su voz era la mas dulce de cuantas habían escuchado sus hermanos. Hosca y rebelde, Aca-e había albergado en su espíritu toda la bravura de una raza muerta por la furia invasora de los conquistadores españoles.

Según viejitos de la región, relatan que esta leyenda les llego a ellos en forma oral y que viene transmitiéndose de generación en generación y dice que un día Aca-e, la indómita, la rebelde, fue hecha prisionera pero poco tiempo estuvo en prisión, ya que logro huir. Perseguida fue nuevamente cautiva, pero habiendo dado muerte a sus centinelas, una noche fue condenada a morir entre las llamas. Colocado su frágil cuerpo entre gruesas ramas de un árbol y de anchas hojas, quedo envuelta entre los rojos resplandoresde la hoguera. Quienes asistieron al martirio observaron poco después, que el cuerpo de la joven india, se iba tornando ígneo y adquiriendo extraña forma. El árbol también iba sufriendo un proceso singular. Algo así como una vuelta a la fragilidad. Las primeras luces de la aurorailuminaron la flor de ceibo, una nueva planta que había nacido en el suelo patrio.

Desde entonces la flor de ceibo encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe. Su soledad significa el recuerdo de los que supieron morir y no ha nacido para lucir en ningún pecho humano. Es la flor triste y solitaria de la veneración y en s forma viva, palpita una oculta ternura. Es el alma de Aca-e, la indomable, la princesa fea, la de la dulce voz, que se anida en la flor de ceibo, la que ella creara con su martirio y su amor a al libertad.

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San La Muerte

Abundan las leyendas y personajes míticos que en el interior de nuestro país, allí donde la confluencia con la cultura europea es menos notoria, estas creencias están vivas y son partes de lo real cotidiano. Eco de interpretaciones antiguas que han sobrevivido a la transculturización llegando hasta hoy. Imponiéndose y mezclándose con la religión de la conquista.
El santoral cristiano jamás registro a “San la Muerte” , y sin embargo su culto en el noroeste argentino ( Corrientes especialmente y en menor proporción en Chaco, Misiones y Formosa ), es vivo y permanente, y no solo en el campo, sino en las clases sociales altas –como la Difunta Correa en Cuyo – San la Muerte es un culto de los llamados “paganos y supersticiosos”. Las imágenes son pequeñas. La mas alta alcanza 15 cm y la mas pequeña solo 3 o 4, el material comúnmente empleado es la madera con la que también se hacen otras imágenes de santos muy propios como: San Son (de formación del San Son bíblico); Santa Librada (que ayuda en las heridas y fugas); San Pilato (que favorece el hallazgo de cosas perdidas, contribuyendo a esto también San la Muerte). Todos de dimensiones pequeñas, constituyen una constelación de “Santos de palo”, aunque San la Muerte también puede ser de plomo o de huesos humanos. Pero siempre la representación en semejante: esqueleto humano provisto de guadaña con hoja de metal (generalmente lata), el mango de apoya sobre una plataforma en la cadera. La imagen a su vez se asienta sobre una plataforma. Salvo la guadaña, es toda una sola pieza que el santero trabaja pacientemente.
La representación mas común es de pie y ocasionalmente sentado con sus manos apoyadas en el maxilar inferior, en similitud al señor de la paciencia. San la Muerte es conocido con distintos nombres: Señor de la Buena Muerte (simbolizando a Jesucristo); San la Paciencia, Señor la Muerte, San Esqueleto; Señor que lo Puede Todo (en Formosa); San Severo de la Muerte (Corrientes y Formosa); y simplemente San.
San la Muerte tiene una carga anímica excepcional: torna a su dueño invulnerable al daño, además de brindar una combinación de poderes extraordinarios, para inclinar a su favor el amor y la fortuna. Poderes que se acentúan al ser la imagen tallada de un hueso humano. Pero no es efectivo si no esta bendecido. Como es difícil hallar a un sacerdote que bendiga la pequeña estatuilla se recurre a dos caminos. El de emergencia, cuando no hay un sacerdote en la zona y no es posible pedirla nada a la imagen. Así, dos personas mayores, católicas asumen la responsabilidad y la bendicen. La otra alternativa, si en la zona hay templo, es llevada la imagen debidamente oculta en el hueco de la mano a misa y cuando el sacerdote imparte la bendición la alcancen los beneficios de la misma..
Este culto no tiene fecha especial de celebración aunque en Resistencia (Chaco), se le rinde culto el 15 de agosto.
En general se reconoce como día propicio, el viernes santo y el día de todos los muertos.
Para solicitarle un favor especial, se lo coloca en diferentes posiciones y se le reza la oración que se tenga,(se adquiere junto con la imagen), considerando algunas precauciones. Mirando hacia el lugar de donde vive la persona a quien se desea hace el “mal”. Sobre la foto de quien se desea enamorar o hacerle el mal. Dándolo vuelta cabeza abajo, hasta que se cumpla con lo pedido. Enterrándolo en algún lugar de la casa hasta que se cumpla.
“San La Muerte” está presente también en el Paraguay y Brasil.

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GAUCHO ANTONIO GIL

Cuenta la leyenda que el Gauchito Gil, Antonio Gil Nuñez, nació en la provincia de Corrientes, en la zona de Pay Ubre (actualmente Mercedes), aproximadamente en el año 1847.
Su historia y los relatos más antiguos de la misma se desarrollan a partir de su juventud, cuando dicen que se enamoró de una joven viuda que era pretendida por el comisario del pueblo. El policía, despechado porque la viuda lo rechazaba, comenzó a perseguir a Antonio Gil aprovechándose del poder de su autoridad, hasta que finalmente se enfrentaron en una pulpería. En la pelea el Gauchito Gil le perdonó la vida. Sin embargo, este episodio en lugar de beneficiarlo fue aprovechado por el policía para perseguirlo por atentar contra la autoridad y Antonio Gil debió huir del pueblo.
Por estos años, el país se encontraba en guerra con el Paraguay, y como tantos otros, Gil se alistó bajo las órdenes del General Madariaga. Durante cinco años participó de la Guerra de la Triple Alianza, que culminó bajo la presidencia de Sarmiento en 1870 cuando las fuerzas brasileñas capturaron y mataron al gobernante paraguayo, Mariscal Francisco Solano López.
Terminada la guerra, Antonio Gil fue convocado por el ejército federal para luchar contra los unitarios, pero como no estaba de acuerdo con los enfrentamientos internos del país, decidió huir junto a dos compañeros. Así comenzaron una vida errante huyendo permanentemente de la autoridad, y viviendo del ganado robado que compartían con los campesinos más necesitados. Casi un año después, una partida militar lo encontró dormido bajo la sombra de unos espinillos y lo llevó detenido a Goya. Pero apenas habían comenzado la marcha, los soldados lo tiraron al suelo, le ataron los pies con una soga larga y lo colgaron de un algarrobo cabeza abajo. Dirigiéndose al que lo iba a matar, el Gauchito pronunció sus últimas palabras: «Cuando vuelvas a tu casa, encontrarás a tu hijo muy enfermo pero si mi sangre llega a Dios, juro que volveré en favores para mi pueblo».
Acto seguido, obedeciendo la voz de mando, el soldado le cortó el cuello.
Varios días después, cuando todos ya habían olvidado al Gauchito, el soldado que lo había matado volvió a su casa, y se encontró con su esposa desesperada porque su único hijo estaba muy enfermo. En ese instante recordó las palabras de Gil. Entonces volvió al lugar donde lo habían matado, enterró el cuerpo y le rogó al Gauchito por su hijo. Cuando volvió a su casa al amanecer encontró a su niño sano…
Cada 8 de enero, una enorme cantidad de creyentes de todas partes del país y también de países vecinos, se acercan hasta el santuario a pocos kilómetros de Mercedes, parada obligada de todos los viajeros, que se encomiendan a él, en sus viajes, y allí se arma una de las fiestas religiosas paganas más populares y concurridas de la provincia, sin comparar por supuesto con la multitudinaria manifestación de fe a la Virgen de Itatí. Las velas y cintas de color rojo, abundan por todos lados, y el museo del Gauchito, es una acabada muestra de todo lo que la gente es capaz de dar y ofrendar en agradecimiento por sus favores.

MARIO MILLAN MEDINA

Mario Millán Medina, apodado “El Cantor Chamamecero”, nació en Colonia el Porvenir, departamento de Goya, el 25 de mayo de 1913 y falleció en la ciudad de Rosario el 6 de Noviembre de 1977.Creador con una definida personalidad autoral, sus composiciones son una pequeña historia narrada en sólo tres minutos, en la que pinta personajes, costumbres y tradiciones de la provincia de Corrientes. Se inspira en los tipos lugareños, en los sucesos y hechos de la vida rural, proponiendo siempre un sentido a sus creaciones y un contenido social que no ha perdido vigencia.Desde el año 1935 inició un derrotero de juglar recorriendo todo el litoral argentino. En cada paraje, en cada estancia, en cada fogón o bailanta de campo de “Ramada Guipe”, suena el guitarrear y la voz inconfundible de Mario Millán Medina. Cuenta, narra y canta en el idioma de su gente.Es como el intérprete que traduce mil sentimientos o emociones calladas del pueblo. Ese pueblo que lo admira y lo reconoce por sus composiciones. “El Rancho de la Cambicha”, “El Sargento Sapo”, “Caraícho”, “Mi Ponchillo Colorado”, “La Guampada”, “El Recluta”, “La familia del Taitá”, “El Arquetipo”, entre otras.También viajó a países limítrofes: Brasil, Paraguay y Uruguay. Llevó el mensaje más puro de sus canciones que refleja en temas como “El alma de la cañada” o “Camino del arenal”, que han quedado como evidencia de un ser extraordinario.-